Todos los exploradores que aparecen en este libro reunían una gran dosis de espíritu aventurero, decisión, valentía, perseverancia, un poco de buena suerte, mucha curiosidad y, también, una pizca de locura, y gracias a ello hicieron importantísimos descubrimientos que resultaron muy útiles para la humanidad.

Casi todos ellos recorrieron miles de kilómetros (con el mérito de hacerlo sin los medios que hoy en día existen), llegando a lugares en los que nadie nunca antes había estado y enfrentándose a mil y un contratiempos, sin desfallecer nunca y luchando hasta conseguir la meta que perseguían al emprender sus viajes y exploraciones.

Como decía Theodore Roosevelt, «el coraje no es tener la fortaleza de seguir adelante; es seguir adelante cuando no tienes la fuerza».