Hace ya cuatrocientos años, todos aquellos que podían leer en español y tuvieron suerte de conseguir un ejemplar disfrutaron muchísimo con las aventuras del ingenioso hidalgo don Quijote y su fiel escudero Sancho Panza. También los que no sabían leer se divirtieron en grande escuchando a quienes les leían en voz alta esta novela.

No en vano Miguel de Cervantes pensó también en aquellos que no tenían la cualidad de saber leer. Y se dirige tanto al que lo va a leer, como al que lo va a escuchar.