Charlotte encuentra su nicho cuidando caballos después de escapar de una vida infeliz en un orfanato. Experta en conducir autocares de pasajeros en Nueva Inglaterra a principios del siglo XIX, descubre que su mayor desafío es vestirse y actuar como un hombre, lo que debe hacer para evitar que la lleven de regreso al orfanato. Finalmente, su viaje la lleva a California, donde está rodeada por el bullicio de la fiebre del oro y se convierte en la primera mujer votante en el estado. Charlotte, o Charley, como la llaman en el libro, demuestra fortaleza en la determinación, la autosuficiencia, el establecimiento de metas y la ciudadanía, convirtiéndose en un excelente modelo a seguir.