¿Quién no recuerda la parábola explicada por Jesucristo del hijo que abandona la casa de su padre y, después de mucho tiempo, vuelve a él, pobre, miserable pero arrepentido, y su padre le acoge y lo abraza con inmenso cariño (cfr. Evangelio de San Lucas, cap. XV)?

Este relato, riquísimo en enseñanzas, nos hace comprender y admirar el misterio de la gracia: el gran don del Amor de Dios por cada uno de nosotros, que nos sale al encuentro y nos ayuda para que podamos llevar a feliz término la vocación a la que ha llamado a todos sus hijos.

Aunque seamos pecadores, frágiles criaturas, nuestro Padre Dios no abandona sus planes, sino que, si aceptamos libremente, nos reviste con esa vida de la gracia, por la que nos hace hijos suyos y miembros de la Iglesia.

Estas páginas nos invitan a hacer un recorrido por esa aventura del hombre que, siendo llamado por Dios a una vida feliz, se aparta de Él por el pecado, pero recupera su dignidad, se diviniza por la gracia y progresa hasta unirse cada vez más con Cristo.

En este camino la gracia de Dios y el esfuerzo personal se entrelazan para alcanzar la santidad cristiana, meta a la que todos, sin excepción, estarnos llamados.